Objetivos
Las características clínicas de la malaria dependen de la especie del parásito, la
concentración de parásitos asexuales en sangre (parasitemia) y del estado
inmunitario del huésped. El cuadro clínico clásico consiste en escalofrío, fiebre y
sudoración. El ataque agudo se inicia con accesos febriles precedidos por
escalofrío y seguidos de intensa sudoración que se repiten cada 48 o 72 horas
según la especie de Plasmodium.
Antes de iniciarse el episodio febril se presenta un período de escalofríos, frío
intenso y progresivo seguido de temblor incontrolable; esta fase tiene una duración
hasta de una hora. Seguidamente, asciende la temperatura hasta desaparecer el
escalofrío, apareciendo el período febril, cuya duración es de más o menos 6 a 8
horas. Este período febril suele acompañarse de otros síntomas como cefalea
intensa, mialgias, artralgias, náuseas, vómito y malestar general.
En la última fase se presenta sudoración profusa, la temperatura cae
gradualmente hasta su valor normal y desaparecen los síntomas. Al terminar la
sudoración el paciente entra en un período asintomático, durante el cual se siente
mejor y puede reanudar sus actividades hasta el próximo episodio febril. Es
importante anotar que en los pacientes infectados existe parasitemia circulante
aun en los períodos asintomáticos, lo cual permite realizar el diagnóstico
microscópico en cualquier momento del día.