Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define
enfermedad diarreica aguda como la presencia de tres o más
deposiciones en 24 horas, con una disminución de la
consistencia habitual y una duración menor a 14 días (1,2).
Las enfermedades diarreicas son una causa importante de la
carga de morbilidad en todo el mundo, tienen un impacto
sustancialmente mayor en países y regiones de bajos ingresos
con mala calidad del agua, saneamiento y seguridad
alimentaria y por lo general son consecuencia de la exposición
a alimentos o agua contaminados (3). Son causadas por una
variedad de bacterias, virus y parásitos; sin embargo, a pesar
de la gran carga de enfermedad causada por estos patógenos,
la contribución global de agentes etiológicos específicos de
las enfermedades diarreicas es en gran parte desconocido (4).
El control de esta enfermedad a nivel mundial inició en 1978
como respuesta al llamado de los Estados Miembros de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) para que se
concertaran acciones alrededor de uno de los mayores
problemas de morbilidad y mortalidad en el mundo. Es
necesario contar con herramientas de vigilancia en salud
pública para caracterizar el comportamiento de este evento a
nivel nacional y subnacional con el objeto de definir medidas
de prevención y control (4)